El concepto de “fascismo” fue ingresado originalmente en la Enciclopedia Italiana por el filósofo italiano Giovanni Gentile, quien afirmó que “el fascismo debería llamarse más apropiadamente corporativismo porque es una fusión del estado y el poder corporativo”. Más tarde, Benito Mussolini se atribuiría el mérito de la cita como si la hubiera escrito él mismo, pero es importante tenerlo en cuenta porque describe el propósito principal de la ideología en lugar de simplemente etiquetar a las personas que no nos gustan como un medio deshonesto para socavar su legitimidad.

A pesar del hecho de que los izquierdistas de hoy a menudo atacan a los conservadores como “fascistas” debido a su deseo de proteger las fronteras nacionales y la herencia occidental, la verdad es que todo el fascismo está profundamente arraigado en las filosofías y los pensadores de izquierda.

Mussolini fue socialista durante mucho tiempo, miembro del partido que admiraba mucho a Karl Marx. Se desvió de los socialistas por su deseo de permanecer neutrales durante la Primera Guerra Mundial y pasó a defender una combinación de socialismo y nacionalismo, lo que ahora conocemos como fascismo. Adolfo Hitler también fue socialista y admirador de Karl Marx, al igual que Mussolini. En realidad, es difícil encontrar dónde difieren entre sí Marx, los comunistas y los fascistas: un sentido más profundo de nacionalismo parece ser uno de los pocos puntos de discusión.

Aunque Marx vio la existencia de los estados nacionales como algo temporal para el proletariado y la clase dominante, señaló que los industriales estaban borrando las fronteras nacionales de todos modos. Marx argumenta en el Manifiesto Comunista con cierto optimismo:

“Las diferencias nacionales y los antagonismos entre los pueblos tienden ya a desaparecer cada vez más, debido al desarrollo de la burguesía, al crecimiento del libre comercio y del mercado mundial, y a la creciente uniformidad de los procesos industriales y de las correspondientes condiciones de vida”.

Marx vio el desarrollo del poder corporativo como útil y el siguiente paso necesario hacia el socialismo, y señaló que las sociedades anónimas (corporaciones) y el sistema de crédito son:

“La abolición del modo de producción capitalista dentro del propio modo de producción capitalista”.

En otras palabras, las corporaciones son vistas como una herramienta para la eventual transición a una “utopía” socialista y la muerte de los mercados libres. Una vez más, vemos que hay muy poca diferencia de motivos entre la izquierda política y los fascistas. La progresión natural de todas las formas de marxismo, comunismo, socialismo, fascismo, etc., en última instancia, conducen a una especie de ideología globalista y al borrado de la separación cultural. Los métodos pueden diferir ligeramente, pero el resultado final es el mismo. Algunos piensan que esto es algo bueno, pero en realidad es bastante venenoso.

El globalismo requiere una dinámica social general, una mente de colmena única, de lo contrario no puede sobrevivir. Si las personas tienen la capacidad de elegir o crear mejores opciones (u opciones diferentes) para vivir, entonces el globalismo pierde importancia. La existencia de elección tiene que ser borrada. Este es un comportamiento que la izquierda política ha adoptado por completo y están más que felices de trabajar mano a mano con los oligarcas corporativos para hacer realidad su sistema ideal. Atrás quedaron los días de los progresistas anticorporativos: AMAN el dominio corporativo, pero solo si esas empresas promueven y hacen cumplir los modelos de izquierda para la sociedad.

El fascismo de Mussolini está en la raíz del mismo gobierno corporativo que los izquierdistas aplauden y codician hoy. Tienen mucho más en común con los fascistas de lo que creen.

El nuevo fascismo es una filosofía renombrada mejor representada por algo llamado “Capitalismo de partes interesadas (CAPI)”. Es un término usado a menudo por los globalistas en el Foro Económico Mundial (WEF) y su jefe, Klaus Schwab. La definición amigable para los medios de capitalismo de las partes interesadas es:

“Una forma de capitalismo en la que las empresas no solo optimizan los beneficios a corto plazo para los accionistas, sino que buscan la creación de valor a largo plazo, teniendo en cuenta las necesidades de todos sus grupos de interés y de la sociedad en general”.

Pero, ¿quiénes son “todas las partes interesadas” en opinión del WEF?

Bueno, según Klaus Schwab son todos de la civilización humana, ahora y en el futuro. En otras palabras, el objetivo del CAPI es que los líderes corporativos y la burocracia globalista asuman la responsabilidad del mundo entero, no solo de sus propios empleados, accionistas y ganancias. Y tales líderes no estarían actuando como individuos, estarían actuando como colectivo. En otras palabras, CAPI requiere que todas las grandes corporaciones actúen como una sola unidad con un solo propósito y una ideología colectivista unificada: un monopolio ideológico.

Como dice Klaus Schwab:

“La característica más importante del modelo de partes interesadas hoy en día es que lo que está en juego en nuestro sistema ahora es más claramente global. Las economías, las sociedades y el medio ambiente están más estrechamente vinculados entre sí ahora que hace 50 años. Por lo tanto, el modelo que presentamos aquí es fundamentalmente de naturaleza global, y las dos principales partes interesadas también lo son.

…Lo que alguna vez se consideró como externalidades en la formulación de políticas económicas nacionales y la toma de decisiones corporativas individuales ahora deberá incorporarse o internalizarse en las operaciones de cada gobierno, empresa, comunidad e individuo. El planeta es, por lo tanto, el centro del sistema económico global, y su salud debe optimizarse en las decisiones que toman todas las demás partes interesadas”.

El concepto de CAPI es engañoso en sí mismo porque pretende que el público responsabilizará a las corporaciones dentro de alguna forma de “democracia comercial”, como si el público tuviera un voto sobre lo que hacen las corporaciones. En realidad, serán las corporaciones diciéndole al público lo que es aceptable pensar y hacer, y las corporaciones junto con los gobiernos usarán su poder para castigar a las personas que no estén de acuerdo.

El gran truco de magia es que estas mismas corporaciones unificadas utilizan el escudo de la “propiedad privada” y los derechos empresariales como medio para controlar la sociedad sin repercusiones. Después de todo, un principio fundamental del conservadurismo y la constitución de los EE. UU. son los derechos de propiedad privada. Por lo tanto, intervenir para interrumpir el gobierno corporativo sería violar uno de nuestros amados ideales. Suena como un Catch-22, pero en realidad no lo es.

Como se mencionó anteriormente, las corporaciones son en esencia un concepto socialista: se crean a través de estatutos del gobierno, se les otorga personalidad jurídica y se les otorgan protecciones especiales del gobierno. NO son entidades de libre mercado, y Adam Smith, el creador de la mayoría de los ideales de libre mercado, se opuso a las corporaciones por destructivas y propensas al monopolio.

Mientras reciban protecciones del gobierno, incluidos estímulos monetarios y rescates, las corporaciones no deberían disfrutar de las mismas protecciones de propiedad privada que disfrutan las empresas regulares. Son creaciones parasitarias, ajenas al mundo natural de los negocios. En una sociedad basada en la libertad, serían desmantelados para evitar resultados autoritarios.

El capitalismo de las partes interesadas también es una premisa increíblemente arrogante porque supone que los líderes corporativos tienen la sabiduría o la inteligencia objetiva para expandir su papel más allá de los negocios y hacia las esferas social y política. Esto ya ha sucedido en muchos aspectos con mucho caos creado, pero el gobierno corporativo abierto es el juego final y es cualquier cosa menos objetivo o benévolo.

¿Cuáles son algunos ejemplos de este tipo de gobierno corporativo/político (fascismo) en acción?

¿Qué hay de la censura de las redes sociales de la Big Tech que se inclina FUERTEMENTE contra los conservadores y los activistas de la libertad? ¿Qué hay de la evidencia de colusión entre las grandes empresas tecnológicas y el gobierno, como la Administración Biden y el DHS trabajando en estrecha colaboración con Twitter y Facebook para eliminar activamente las voces y los puntos de vista que no les gustan? ¿Qué tal si los líderes corporativos se confabulan para destruir a los competidores de las redes sociales de base conservadora como Parler?

¿Qué hay de los préstamos ESG (socialmente responsables) financiados por patrocinadores corporativos como Blackrock u organizaciones sin fines de lucro globalistas como la Fundación Rockefeller?

Si todos los prestamistas corporativos aplicaran ESG a sus prácticas crediticias, todas las personas y empresas tendrían que adoptar ideologías sociales de izquierda y reclamos ambientales dudosos para tener acceso al crédito. ESG es un incentivo monetario creado por élites corporativas para mantener todos los demás negocios en línea. Si continúa, ESG podría acabar con la oposición política al globalismo en el lapso de una sola generación.

Y, ¿qué pasa con el Consejo para el Capitalismo Inclusivo? Esta es la expresión más flagrante de fascismo global abierto que jamás haya visto, con élites adineradas y políticos trabajando en conjunto con la ONU e incluso líderes religiosos como el Papa Francisco. Su objetivo es instituir una única plataforma de gobierno mundial centralizada construida en torno a las mismas agendas descritas en ESG y CAPI, haciendo que las corporaciones sean miembros de un nuevo consejo global al que se refieren como “Los Guardianes”. Ya ni siquiera están tratando de ocultar la conspiración, está a la vista.

Klaus Schwab tiene especial cuidado en mencionar a menudo que los eventos de crisis global son la “oportunidad” que se necesita para empujar al público a los brazos del capitalismo de partes interesadas a través de un punto de nexo llamado “El gran reinicio”. Es decir, él piensa que el miedo y la desesperación generalizados deben existir (o ser diseñados) para perpetuar el marco CAPI rápidamente.

Obviamente, los globalistas se encuentran en una línea de tiempo cada vez más reducida, aunque es difícil decir por qué. Se están arrancando la máscara más rápido en los últimos dos años que en la década anterior. Lo más probable es que entiendan hasta cierto punto que si van demasiado despacio, el público tendrá tiempo de montar una defensa contra ellos.

Conjurarán todo tipo de distracciones y chivos expiatorios para evitar que las personas con mentalidad de libertad les devuelvan el golpe. Nos apuntarán a Rusia, nos apuntarán a China, nos apuntarán a los idiotas útiles entre los izquierdistas. Nos apuntarán a Rusia, China y los izquierdistas. Intentarán enviarnos a la guerra, nos llamarán sublevados, nos llamarán terroristas, dirán que nosotros empezamos todo el derrumbe y que somos los culpables de los males del mundo. Nada de esto importa. Lo que importa es que los globalistas de arriba paguen el precio del daño que causan.

Cuando se quita la cabeza de la serpiente, solo entonces podemos determinar quién tiene la culpa; quiénes eran los héroes, quiénes los villanos y quiénes los idiotas. Solo entonces podremos reconstruir con la verdadera libertad en mente.

*Brandon Smith

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Y recuerda… “No asumas NADA, cuestiona TODO”.

Redacción Anwo.life