El concepto clásico de un “comunismo opresivo” y un “capitalismo libre” arraigado en la conciencia común, no refleja para nada la realidad. Lo anterior, debido a que muchos de los “yerros” atribuidos al comunismo son inseparables del sistema capitalista.
Por su parte, el analista político internacional, Jesse Myerso, cree que el comunismo ha sido mitificado negativamente gracias a las expectativas iniciales del capitalismo (expectativas incumplidas en la actualidad), por tal motivo, Myerso ha elaborado una lista de las afirmaciones más comunes achacadas al sistema comunista, siendo que a lo largo del tiempo, estos dos regímenes se han acercado tanto que son más parecidos de lo que podríamos imaginar y en ocasiones, hasta sus planteamientos han ido a la inversa.
1. Las economías comunistas se basan en la violencia de Estado

Comúnmente se considera que la regulación estatal de la economía en la URSS o en China es un instrumento represivo y reprochable que solo es utilizado por un Estado que intenta penetrar en todas las áreas de la sociedad para dominarla. No obstante, el poder estatal es una condición indispensable para la protección de la propiedad, piedra angular del capitalismo. La única diferencia entre estos dos sistemas antagónicos consiste en que los comunistas insisten en que la propiedad, es decir, los medios de producción (como fábricas) o las acciones y bonos, debe ser distribuida universalmente entre toda la sociedad.
2. Las economías capitalistas se basan en el libre intercambio

La pastoral imagen de un mercado abundante, donde cada persona libremente puede satisfacer sus necesidades también es un mito bastante común. La realidad es que la naturaleza del mercado y su origen están marcados por las expropiaciones, como la privación a los campesinos de su acceso a las tierras, y la falta de libertades. La situación no ha cambiado mucho hoy en día, ya que la gran mayoría de la población se ve privada del acceso a los recursos necesarios pese a su aparente abundancia. Además, cabe recordar que para su desarrollo el capitalismo estadounidense requirió exterminar a pueblos indígenas, esclavizar a los africanos y controlar el desarrollo de los países latinoamericanos, en especial el de México.
3. Los Gobiernos capitalistas no atentan contra los derechos humanos

Sería poco creíble que un sistema que aplaude al rápido enriquecimiento en medio de una competencia despiadada no produjera graves actos de violencia y privaciones, pero curiosamente sus defensores sostienen que estos “excesos” son una manifestación de la justicia y la libertad. Los que no estén convencidos de la tesis anterior, podrían recordar que uno de los derechos fundamentales, el derecho a la vida, se viola diariamente cuando miles de personas mueren de desnutrición debido a que el libre mercado es incapaz de resolver este problema global.
4. Los regímenes comunistas son responsables de millones de muertes

Los que se jactan de enumerar los crímenes cometidos por regímenes comunistas, prefieren no recordar que el triste balance de víctimas nunca estará a favor del capitalismo. Los defensores del capitalismo, en este caso, tendrán que buscar alguna excusa convincente tanto para el comercio de esclavos y el exterminio indígena como para las masacres realizadas por Estados Unidos y sus aliados en sus intentos de derrocar Gobiernos procomunistas. A esta cuenta hay que añadir el número de muertes a causa de las transiciones de países del bloque socialista al capitalismo. Los anticomunistas más virulentos tienen una manera muy astuta para desmentir estos casos del exterminio: simplemente niegan que hayan sucedido.
5. El comunismo promueve la uniformidad

Mientras que en el inconsciente colectivo prevalece la imagen de una sociedad homogénea y altamente ideologizada, que no deja la oportunidad para la creación, este mito ya se ha hecho realidad en la mayoría de las sociedades capitalistas, donde crece la tendencia al consumismo descontrolado incitado por necesidades ficticias. Al contrario, la ideología marxista postulaba que uno de los objetivos del comunismo consiste en la liberación del tiempo para el desarrollo personal. De esa manera, el comunismo se basa en todo lo contrario a la uniformidad.
6. El capitalismo promueve la individualidad

En una sociedad de masas, donde millones y millones de personas están produciendo y consumiendo las mismas cosas a gran escala, el auge de la individualidad parece casi un milagro o al menos una exclusión de la regla común. A veces basta con echar un vistazo a los barrios residenciales de las grandes ciudades con sus casas o supermercados uniformados, para concluir que es un producto de una sociedad completamente opuesta a lo individual.
Lo planteado en los puntos anteriores, nos remite a hacer conciencia respecto a un sistema capitalista basado en ideas y conceptos que con el tiempo tenderían a la incongruencia. La explicación a lo anterior, tiene que ver con la creación de un sistema ficticio, cuyos medios productivos fueron concebidos para la explotación inequitativa y bárbara del factor humano mediante la creación de satisfactores vacíos e innecesarios que promueven dicha explotación.
En conclusión, y a la espera de más argumentaciones sobre el tema en este medio, podemos decir que hoy día nos dirigimos a un modelo aparentemente creado con toda la premeditación posible, en donde el sistema capitalista y el comunismo indudablemente convergen en un nuevo esquema impuesto por las élites al que ahora se le denomina: El Nuevo Orden Mundial.
¿Cuánto tiempo nos han visto la cara? Es claro que TODA LA VIDA.
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Redacción Anwo.life