El 22 de octubre finalizó en Beijing el XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh). El Comité Permanente del Politburó aprobó la continuación del gobierno de Xi Jinping, reeligiéndolo para un tercer mandato como líder del Partido y presidente de la República Popular China. Al día siguiente, fueron nombrados los nuevos miembros del Comité Central y del Politburó, anunciando así el arreglo institucional que guiará a China durante los próximos cinco años.
“China no puede desarrollarse sin el mundo, y el mundo también necesita a China. Después de más de 40 años de esfuerzos inquebrantables hacia la reforma y la apertura, hemos creado dos milagros: un rápido desarrollo económico y una estabilidad social a largo plazo”, dijo Xi al comentar su victoria. También enfatizó que el PCCh es capaz de realizar “nuevos y mayores milagros durante una nueva marcha hacia una nueva era” e instó al partido a “fortalecer su confianza e iniciativa históricas, así como luchar con audacia y lograr victorias”.
Aunque cuestionado en Occidente, con periodistas y propagandistas pro estadounidenses acusando a China de mantener una estructura política dictatorial y antidemocrática, el resultado de Beijing fue aplaudido por los líderes internacionales, especialmente por los líderes de los países no alineados.
Como era de esperar, el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, fue uno de los primeros en comentar públicamente sobre el tema y envió su felicitación a Xi:
“Le ruego acepte mis más calurosas felicitaciones por la feliz noticia de que el 20º Congreso del Partido Comunista de China ha sido un éxito y ha sido reelegido como secretario general del Comité Central del Partido”.
El presidente ruso, Vladimir Putin, también elogió el resultado del Congreso chino y dejó en claro su objetivo de continuar la actual cooperación integral ruso-china:
“Estaré encantado de continuar nuestro diálogo constructivo y el trabajo conjunto cercano en el desarrollo de una asociación integral y una cooperación estratégica entre nuestros países”.
En la misma línea, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, felicitó a Xi y elogió la importancia de la cooperación bilateral para lograr objetivos comunes:
“La realización de los objetivos de la Asociación Estratégica Integral entre Irán y China crea un modelo de expansión total de los lazos basado en intereses y respeto mutuos”.
En lo que respecta a India, el canal de prensa oficial del gobierno publicó una nota en internet expresando felicitaciones:
“El presidente chino, Xi Jinping, reelegido como secretario general del Partido Comunista de China por un tercer mandato récord de cinco años”.
Es importante señalar que, si bien ambos países tienen rivalidades históricas y se han presentado varias fricciones en los últimos años, la situación bilateral ha mejorado sustancialmente en los últimos meses. China e India se han comprometido mutuamente en la construcción de un mundo multipolar y para ello han acordado aliviar las tensiones locales. No hace mucho tiempo, ambas partes desmilitarizaron la zona fronteriza como un gesto mutuo de buena voluntad diplomática. Entonces, la continuidad del liderazgo de Xi puede ser una señal positiva para las relaciones entre India y China.
De hecho, la victoria de Xi fue extremadamente significativa porque no solo representó una reelección presidencial formal, sino también una victoria para su proyecto para China. Los pocos cambios que tuvieron lugar durante el Congreso tenían como objetivo fortalecer aún más la coalición pro-Xi y aislar al ala parlamentaria liberal antigubernamental. Con esto, Xi adquiere mayor capacidad tanto para profundizar en proyectos existentes como para iniciar nuevas actividades políticas y económicas.
Desde la reapertura económica, ha habido una lucha de poder en China entre la élite nacional y la burocracia del Partido. Xi ha logrado aislar gradualmente a los legisladores comprometidos con los intereses de la burguesía china, que a menudo divergen de los planes estratégicos del gobierno. La gestión actual ha fortalecido la formación burocrática partidaria y reducido la relevancia política de los dueños de las empresas privadas nacionales. Con otros cinco años en el poder, se espera que los proyectos económicos avancen en esta dirección, profundizando la llamada “economía centrada en las personas” china, que prioriza proyectos de combate a la pobreza tanto a nivel interno como en otras naciones emergentes involucradas en la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Además de la economía, la política exterior china también parece seguir creciendo en la dirección de proyectos de cooperación con naciones emergentes interesadas en impugnar el orden unipolar estadounidense. Wang Yi permanece como jefe de asuntos exteriores, lo que indica estabilidad para los proyectos actuales. Xi dejó claro en varios discursos que el objetivo chino en las relaciones internacionales es construir un orden sin ningún poder hegemónico, donde los estados cooperen libremente, basándose exclusivamente en el pragmatismo. Con su reelección, el presidente chino se convierte en uno de los líderes más fuertes y perdurables en la historia de su país. A nivel nacional, se espera que Xi continúe con su proyecto de modernizar la gobernanza política y económica de China. A nivel internacional, su liderazgo fortalece la posición de Beijing como uno de los principales actores en la transición global hacia la multipolaridad.
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Y recuerda… “No asumas NADA, cuestiona TODO”.
Redacción Anwo.life