Te has llegado a preguntar alguna vez… ¿qué es el progreso? Y si has llegado ya a alguna conclusión al respecto pregúntate lo siguiente… ¿lo que vivimos actualmente es auténtico progreso? O bien… ¿en realidad el ser humano ha progresado con el paso del tiempo?
Antes de responder a estas interrogantes, si te perdiste la primera y segunda parte de esta serie, te dejamos a continuación los enlaces:
Estas son preguntas que prácticamente nadie pone sobre la mesa, porque el común de la sociedad las da por hecho o las considera absurdas. Preguntas que aparentemente no tienen ningún sentido a la luz de las tecnologías y los avances científicos que nos rodean.
Pero, de hecho, es el momento idóneo para plantearlas y afrontar las consecuencias de las posibles respuestas. Sin duda, la mayoría de personas afirmarán que la humanidad sí ha progresado y que ese progreso ha sido más acusado que nunca en los dos últimos siglos y que, por lo tanto, discutirlo no tiene ninguna lógica. Sin embargo, algunos dudamos muy seriamente de que esto sea así y podemos argumentarlo de la siguiente manera:
Pongamos las cartas sobre la mesa. La tesis que sostiene este artículo, es que no hemos progresado en lo absoluto. Aún peor, que, de hecho, con el paso del tiempo, hemos retrocedido.
Pero… ¿en qué nos basamos para realizar una afirmación tan aventurada? Si nos fijamos en la definición de “progreso” y “progresar” que nos ofrece el diccionario, éste los define como “avances” y “mejoras”.
Así pues, según el diccionario de la Real Academia Española:
“progresar 1. intr. Avanzar, mejorar, hacer adelantos en determinada materia”.
“progreso (Del lat. progressus). 1. m. Acción de ir hacia adelante. 2. m. Avance, adelanto, perfeccionamiento”.
Como sucede con los demás animales, necesitamos una serie de elementos para vivir; básicamente agua, comida y un entorno adecuado en el que habitar. La naturaleza pone estos elementos a nuestra disposición desde que nacemos, de forma libre y gratuita. Lo único que necesitamos para hacernos con ellos es emplear nuestro tiempo y nuestras energías en conseguirlos para garantizar nuestra subsistencia.
Ésta es la posición de la que parte la humanidad, igual que sucede con el resto de animales. Sentadas estas bases, es muy fácil deducir lo que sería un “auténtico progreso”. El ser humano habría progresado de forma efectiva si al nacer tuviera la seguridad de que no tendrá que preocuparse ni por su subsistencia ni por su alojamiento y que podrá emplear la mayor parte de su tiempo de vida al conocimiento, la creatividad, el descubrimiento o el placer.
Dicho en otras palabras, el progreso consiste en no vernos atrapados en las mecánicas de subsistencia que afectan al resto de animales y en poder invertir nuestro tiempo de vida en el pleno desarrollo de nuestro intelecto superior.
Eso sería progresar, desde el punto de vista humano, pero… ¿lo hemos conseguido? La respuesta, claramente, es negativa. Los humanos seguimos dedicando la mayor parte de nuestras vidas a garantizar nuestra subsistencia y nuestro hábitat. Lo único que ha cambiado es la forma de hacerlo, infinitamente más enrevesada y elaborada, fruto de la tremenda complejidad de la sociedad que hemos construido. Pero cada uno de nosotros necesitamos trabajar continuamente para conseguir agua, comida y un alojamiento.
Así pues, la humanidad ha sido incapaz de superar sus dependencias naturales más básicas y, por lo tanto, en este aspecto, no hemos avanzado ni un ápice, por más vueltas que le demos. Sin embargo, paradójicamente sí ha cambiado nuestra relación con los elementos que garantizan nuestra subsistencia. Porque hemos perdido el libre acceso a aquello que nos ofrecía gratuitamente la naturaleza, es decir, el agua, la comida y el entorno. Ahora, a diferencia de nuestros antecesores primitivos, ya no podemos acceder libremente a los recursos naturales.
La propia complejidad del mundo que hemos creado nos lo imposibilita y nos obliga a depender, cada vez más, de intermediarios para acceder a esos bienes; intermediarios que se arrogan un control y un poder sobre los recursos naturales que no les corresponden. Actualmente hay toda una sociedad estructurada que se interpone entre cada individuo y lo que la naturaleza le ofrece gratuitamente. En conclusión, pues, no solo no hemos avanzado, sino que, de hecho, hemos retrocedido.
Desde el inicio de los tiempos, como individuos libres nacidos en este planeta, hemos dado un paso atrás, aunque dispongamos de millones de espectaculares efectos tecnológicos, avances científicos alucinantes y una sociedad extraordinariamente complicada.
Esa es nuestra triste realidad, pero nadie la quiere afrontar.
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Si vamos a resistir eficazmente al golpe de la élite y luchar por la supervivencia humana, sería útil comenzar dándose tiempo para concentrarse en sentir sus respuestas emocionales: miedo, ira, tristeza, dolor, pavor, a lo que esté generando una reacción emocional: COVID-19, la vacuna de la élite, las inminentes amenazas de extinción o cualquier otra cosa.
Esto es necesario para que pueda participar de manera significativa y estratégica en el esfuerzo, sea cual sea el problema que elija combatir.
Antes de continuar, si te perdiste las dos partes anteriores de esta serie, te dejamos los links para que te pongas al tanto:
Entonces, una vez que tenga un sentido más claro de sus reacciones emocionales a este conocimiento y se haya dado tiempo para concentrarse en sentir estos sentimientos, estará en una posición mucho más poderosa para considerar su respuesta a la situación. Y, dependiendo de sus intereses y circunstancias, existe una variedad de posibles respuestas que marcarán una diferencia importante.
Básicamente incluirá considerar lo que significa para usted una educación para sus hijos, especialmente si desea individuos poderosos, no aquellos que son sumisamente obedientes y proyectan su terror, que puedan percibir la realidad y resistir a la violencia.
Podría considerar apoyar a otros para que se vuelvan más poderosos.
Sin embargo, dada la complejidad de la configuración de este conflicto, que implica la necesidad de luchar simultáneamente para retener nuestra humanidad esencial, derrotar el golpe de la élite y evitar la extinción humana a corto plazo, es importante que nuestras elecciones tácticas estén orientadas estratégicamente. Por tanto, cobran importancia otras tres consideraciones.
Primero, elegir y/o diseñar tácticas que tengan impacto estratégico, es decir, que alteren fundamental y permanentemente, a nuestro favor, la relación de poder entre la élite y nosotros.
En segundo lugar, cuando se tomen decisiones tácticas, céntrelas en socavar el golpe de la élite, no solo en sus características, como el “distanciamiento social” o los bloqueos. En su forma más básica, esto se puede lograr mediante el uso de opciones tácticas que movilicen a las personas para actuar inicialmente, como está sucediendo, pero luego invitándolas a considerar tomar medidas adicionales y más enfocadas también. Esto es importante porque las acciones existentes tendrán poco impacto en las medidas subyacentes clave, como las que está tomando la élite para promover la cuarta revolución industrial.
En tercer lugar, elija y diseñe tácticas que también tengan un impacto estratégico en las mayores amenazas para la supervivencia humana, incluida la biodiversidad en colapso en la Tierra, la amenaza de una guerra nuclear, la catástrofe climática y el despliegue del 5G. Dado el período de tiempo increíblemente corto en el que estamos trabajando ahora para evitar la extinción humana, mientras las personas se movilizan, es importante aprovechar esta oportunidad para darles la oportunidad de percibir el “panorama general” de lo que está sucediendo, más allá de los encierros y otras medidas, supuestamente utilizados para hacer frente al COVID-19, y para actuar con fuerza en respuesta.
Afortunadamente, a medida que más personas se den cuenta de los aspectos más profundos de lo que está sucediendo, la energía para romper los bloqueos, resistir otras limitaciones a nuestros derechos y libertades (como el rastreo de contactos, las pruebas de COVID-19 y controles de temperatura, el uso de máscaras y vacunas), así como resistir a la vacunación en sí mismo cobrará impulso. Como he señalado anteriormente, utilizando un enfoque localmente relevante, o quizás varios, para los cuales muchas personas tradicionalmente estarían juntas: un evento cultural, religioso o deportivo, una acción no violenta, una actividad comunitaria como trabajar para establecer un jardín comunitario para aumentar autosuficiencia local, una celebración y / o un regreso al trabajo: podemos movilizar a la gente para que resista colectivamente.
También puede considerar unirse a aquellos que son lo suficientemente poderosos como para reconocer la importancia crítica de la reducción del consumo y una mayor autosuficiencia como elementos esenciales de estas estrategias al participar en el “Proyecto del árbol de la llama para salvar la vida en la Tierra”. Si bien consume en exceso o depende de la élite para su supervivencia, de alguna manera, es vulnerable.
Conclusión
Al amparo de un “virus” que no existe, la élite mundial está diseñando socialmente una reestructuración masiva de la sociedad mundial para que se adapte a sus propios fines. Si logran su objetivo, su existencia como cualquier tipo de individuo con derechos y libertades significativos habrá terminado.
Aparte de estos resultados desastrosos en curso, el golpe de la élite también está acelerando inconscientemente cuatro caminos hacia la extinción humana: la guerra nuclear, la catástrofe climática, el despliegue de 5G y el colapso de la biodiversidad.
Para tener alguna posibilidad de derrotar el golpe de la élite y luchar eficazmente para evitar nuestra propia extinción, debemos luchar estratégicamente.
Básicamente, esto significa reconocer que presionar a los agentes de la élite, como los gobiernos, simplemente refuerza el poder de la élite para controlarnos. Solo cuando tomamos medidas para construir nuestro propio poder (que incluye el de nuestros hijos y aquellos con quienes trabajamos) mientras hacemos campañas estratégicas para socavar el poder de la élite global misma, tomamos pasos cruciales para liberarnos de su poder y violencia, en todas las formas que adopta esta violencia.
Dado que el golpe de élite está poniendo en peligro nuestra individualidad, nuestra libertad y nuestro futuro, es hora de que decidamos si somos seres humanos o un planeta de ovejas.
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En su artículo “Análisis: el reinicio del mundo de los globalistas y sus planes para nosotros”, Jacob Nordangård describe su interpretación de lo que está sucediendo:
“La crisis de la Corona es el detonante de un golpe de Estado global de dimensiones monumentales. Es el comienzo de una nueva era, con un nuevo orden económico internacional que corre el riesgo de destruir por completo las libertades humanas. Los tiranos ahora se han apoderado de nosotros para conducirnos a la fuerza hacia un mundo “climáticamente inteligente” y “saludable” a través de la nueva hoja de ruta tecno-totalitaria del Foro Económico Mundial: “El Gran Restablecimiento”.”
La naturaleza no científica de la supuesta amenaza planteada por el “virus” es, por supuesto, igualada por la respuesta no científica con países que imponen bloqueos y que sufren resultados mucho peores, medidos psicológica, social, económicamente y de otro tipo, que países como Japón, Corea del Sur, Bielorrusia y Suecia que no siguieron este curso. En cualquier caso, los países que sí impusieron bloqueos solo pudieron usar mentiras y manipulación estadística para hacer parecer que COVID-19 ha sido la causa de muerte entre algunos de los fallecidos recientemente.
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