En las últimas décadas la dictadura castrista instaló la idea de un bloqueo absoluto contra Cuba para justificar el rotundo fracaso de las políticas socialistas en el país. Sin embargo, Cuba comercia con 76 países, y es la propia política comercial interna la que impide expandir su desarrollo.
Con la caída de la Unión Soviética, Cuba perdió a su mayor socio comercial, que en la práctica funcionaba como una relación subsidiaria y de subordinación de Cuba con la URSS. El profundo fracaso del socialismo cubano fue justificado por el régimen con la construcción de un relato acerca de un supuesto “bloqueo” de Estados Unidos a la isla, desligándose así de cualquier tipo de responsabilidad por la pobreza y la miseria en su país, y buscando crear una victimización política a nivel internacional.
El mito que instaló la dictadura comunista perduró y proliferó en las últimas décadas, especialmente en América Latina con la formación del Foro de Sao Paulo y la instalación de las ideas socialistas en la región.
Sin embargo, la realidad contradice las fantasías del régimen. Según las estadísticas formuladas y publicadas anualmente por la propia dictadura cubana, el país comercia fluidamente y desde hace años con 76 países, sin ningún tipo de limitación por parte de Estados Unidos.
Cuba comercia exitosamente y sin mayores dificultades con todos los países de América Latina sin ninguna excepción, también con los llamados “tigres asiáticos” de Hong Kong, Taiwán, Malasia y Corea del Sur, e incluso con la Unión Europea, entre muchas otras regiones y países. De hecho, y a pesar de las restricciones, Cuba también mantiene relaciones comerciales con los Estados Unidos, aunque en menor medida.
Las restricciones cuantitativas a las importaciones fueron establecidas por el propio régimen cubano a partir de una política ridículamente soberanista, la desorganización en su sistema cambiario y la “administración de divisas”, restringiendo duramente el ingreso o egreso de monedas extranjeras.
Por otro lado, Cuba también establece cupos y restricciones a sus propias exportaciones, siguiendo un libreto muy similar al que utiliza el kirchnerismo en Argentina, y nuevamente, esto no forma parte de ningún planteamiento de ningún país en el extranjero.
Aunque estas decisiones atentan abiertamente contra el desarrollo del país y fracasaron, las medidas son defendidas y patrocinadas por el propio régimen comunista como una “estrategia de desarrollo”, tal y como lo patrocina el kirchnerismo en Argentina bajo el eslogan de “cuidar el bolsillo de los argentinos”.
Los aranceles a las importaciones en Cuba, medidos a partir del criterio de nación más favorecida, ascendieron en 2019 al 10.2% como promedio simple para todos los productos. Esta cifra es casi el doble de la que tuvieron Colombia, Chile, México y Panamá en el mismo año, y cuatro veces más de lo que registraron Perú y Canadá.
La Política arancelaria cubana forma parte de una apuesta por el fracasado modelo de “industrialización por sustitución de importaciones”, que proliferó en América Latina en la segunda mitad del siglo XX, y es una política de la agenda del régimen.
Incluso con todas las restricciones enumeradas, Cuba registró un nivel de exportaciones de US$ 14,505 millones en 2018, una cifra que supera a países como Bolivia y equivalente a otros como Letonia o Malta, los cuales no denuncian ningún bloqueo comercial. Lo mismo ocurre si se mide la magnitud de las importaciones, que llegaron a US$ 12,596 millones en 2018.
En términos del Producto Bruto Interno (PBI), las exportaciones cubanas de bienes y servicios ascienden al 14.5% de la economía, una relación muy similar a la que tienen otros países sin “bloqueo” como Argentina y Colombia. La no proliferación del comercio en Cuba es una decisión soberana y fracasada del régimen comunista.
*Matriz comercial de importaciones de Cuba al año 2019
¿Entonces, por qué se habla de un “bloqueo”?
El régimen construyó cuidadosamente un relato en cuanto a lo que implica el embargo comercial que estableció Estados Unidos luego de la revolución comunista en Cuba.
Estados Unidos estableció en octubre de 1960 un embargo comercial (y no un bloqueo) para las relaciones comerciales exclusivamente bilaterales entre la potencia norteamericana y Cuba, que desde 1963, con la Ley de Regulación de Activos Cubanos, excluye alimentos, medicina, vacunas y otros bienes básicos.
El embargo no tiene ningún tipo de incidencia para el comercio de Cuba con ningún otro país que no sea Estados Unidos, y la justificación para esta medida fue que Fidel Castro, en su toma militar del poder, expropió miles de activos de propiedad de empresas estadounidenses (casinos, fábricas, instalaciones eléctricas, de saneamiento, etc.) que nunca compensó.
De hecho, el embargo, como está establecido en la ley norteamericana, asegura que dejará de tener efecto cuando todo el dinero expropiado sea recompensado.
El aislamiento internacional, el proteccionismo excesivo y la nacionalización del comercio exterior son estandartes de la política socialista del régimen cubano, y son medidas defendidas abiertamente tanto por el régimen como por sus simpatizantes. Por lo tanto, el único bloqueo que existe es el de la dictadura para con su población.
Lo anterior, nos refiere a las maneras de proceder en países de América Latina conquistados por la izquierda castrista, en donde sus políticas son muy similares o están en vías de serlo. Venezuela, Argentina, Bolivia, México, como mayores o menores similitudes, son algunos de estos ejemplos.
*Fuente de información: derechadiario.com.ar
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Y recuerda… “No asumas NADA, cuestiona TODO”.
Redacción Anwo.life