Los coches modernos necesitan entre 1,000 y 3,000 chips, lo cual se hizo evidente debido a la escasez global de chips. Estos chips convierten tu coche en algo más parecido a una computadora. Si recientemente has dejado las llaves dentro del coche, sabes que algunos fabricantes de coches tienen aplicaciones que pueden utilizarse para desbloquear remotamente tu vehículo, lo cual ahorra tiempo, dinero e incluso puede salvar vidas. Sin embargo, lo que funciona a nuestro favor también puede trabajar en nuestra contra. Aunque no ha ocurrido fuera de un entorno de investigación, tu coche podría ser hackeado y alguien podría tomar el control de tu volante, velocidad y cerraduras.
Tu coche está constantemente escuchando, recopilando y registrando información sobre ti, y en un mundo lleno de dispositivos inteligentes, como televisores, electrodomésticos y altavoces, no hay duda de que internet nos está espiando. Cuantas más aplicaciones uses para pedir alimentos, ahorrar dinero en gasolina, hacer presupuestos e incluso meditar, más estás siendo rastreado.
«Si utilizas CarPlay, por ejemplo, entonces Apple tiene un registro de todo lo que haces en tu vehículo, y lo mismo ocurre con Android», explica Jean-Paul Schmetz, experto en privacidad digital y CEO de Ghostery, una empresa que ofrece productos centrados en la privacidad.
¿Qué tipo de información podría tener almacenada tu coche sobre ti?
Tu coche conoce tu nombre, dirección de casa y trabajo, códigos de garaje, número de teléfono y correo electrónico, así como dónde te encuentras, dónde has estado y a dónde vas. Los coches con micrófonos y cámaras recopilan grabaciones de voz, y también se recopila todos los datos de los dispositivos que conectas al vehículo, lo que significa que tus mensajes de texto, registros de llamadas, ubicaciones en el mapa, etc.
«Todas las aplicaciones que utilizas en el coche recopilan su propia información sobre tus hábitos y actividades, como Apple o Google Maps, Spotify, etc.», dice Schmetz. «A diferencia de tu navegador de escritorio o móvil, donde puedes instalar software específico de bloqueo de anuncios o anti-rastreo, es muy difícil bloquear que tus datos personales salgan del coche. Por lo tanto, lo mejor que puedes hacer es ir a la configuración de todas las aplicaciones en tus dispositivos y eliminar manualmente tu consentimiento para recopilar y utilizar tu información».
¿Cómo se utiliza esta información?
La verdad es que no sabemos exactamente cómo se cataloga y utiliza nuestra información. «Debes asumir que los datos que tu coche recopila sobre ti se utilizarán de diferentes formas que no puedes controlar o retirar el consentimiento más adelante», dice Schmetz. «Estos datos a menudo se venden a anunciantes, pero también podrían venderse a aseguradoras u otras empresas externas que puedan estar interesadas en ellos».
¿Cómo puedo eliminar mis datos de mi coche?
Borrar los datos que tu coche recopila no es tan sencillo como borrar tu información de tu iPhone. «Tendrás que encontrar la opción adecuada en el laberinto de elementos del menú que te permita eliminar tu consentimiento para ser rastreado y esperar que los fabricantes respeten esa elección», dice Schmetz. «No hay beneficio para los fabricantes si haces esto, así que prepárate para no encontrar fácilmente una opción de ‘No recopilar’ disponible».
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Redacción Anwo.life
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¿Y si tu televisor no solo transmitiera imágenes, sino que pudiera alterar tu estado de ánimo, tus sensaciones e incluso tus decisiones? No es un guion de ciencia ficción ni una teoría descabellada: está escrito en una patente oficial de Estados Unidos.
En el año 2003, el inventor Hendricus G. Loos registró la patente US 6,506,148 B2, titulada “Manipulación del sistema nervioso mediante campos electromagnéticos de monitores”. El documento describe con detalle cómo las pantallas —ya sea de computadoras o televisores— pueden emitir campos electromagnéticos pulsados capaces de generar respuestas neurológicas en el espectador.
Según la propia patente, estos estímulos pueden provocar desde relajación y somnolencia hasta excitación o reacciones involuntarias. En otras palabras: una tecnología capaz de calmar o manipular al usuario, dependiendo de cómo se utilice.
El dilema está servido: ¿estamos frente a una posible herramienta terapéutica para combatir el estrés, o ante una vía de manipulación encubierta para controlar masas enteras sin que se den cuenta?
La patente en palabras simples
En pocas palabras, la patente US 6,506,148 B2 describe cómo un monitor o televisor puede convertirse en algo más que un simple aparato de entretenimiento o trabajo: puede ser un dispositivo capaz de influir directamente en tu sistema nervioso.
Lo que hace esta tecnología es aprovechar un fenómeno curioso: cada vez que una pantalla pulsa la intensidad de sus imágenes (por ejemplo, haciendo que el brillo suba y baje en ritmos imperceptibles), el monitor emite campos electromagnéticos. Si esos pulsos se repiten a frecuencias específicas —como 0.5 Hz o 2.4 Hz—, el cuerpo humano puede entrar en lo que el inventor llamó “resonancia sensorial”.
¿Y qué significa eso en términos prácticos? Que tu organismo responde de maneras muy concretas:
Tus párpados se caen y aparece la somnolencia.
Sientes una relajación involuntaria, como si estuvieras entrando en trance.
Puede surgir una presión en la frente, un “cosquilleo” estomacal, incluso una sonrisa que no decidiste.
En algunos casos extremos, excitación sexual.
Todo esto sin necesidad de electrodos pegados a la cabeza ni máquinas complicadas: basta con estar sentado frente a una pantalla que parpadea a la frecuencia adecuada.
La patente no se limita a las computadoras: también explica que las señales pueden integrarse en transmisiones de televisión, en películas, en DVDs o en cualquier material audiovisual. De hecho, Loos advierte que los pulsos pueden ser subliminales, es decir, tan débiles que no los percibes conscientemente, pero aun así activan tu sistema nervioso.
En teoría, el inventor reconoce que esto podría usarse con fines positivos: inducir relajación, aliviar el insomnio o tratar la ansiedad. Sin embargo, el mismo documento alerta sobre un riesgo evidente: la posibilidad de que alguien introduzca esos pulsos de manera encubierta en la programación habitual, manipulando así las reacciones de millones de personas sin que se den cuenta.
Posibles aplicaciones positivas
Aunque leer la patente puede sonar inquietante, el propio inventor también sugirió que esta tecnología podría usarse para mejorar la calidad de vida en lugar de controlarla. Si se aplica de manera ética y controlada, los pulsos de pantalla podrían tener beneficios importantes:
🌙 Contra el insomnio
Una de las aplicaciones más claras sería ayudar a las personas con problemas de sueño. Al inducir somnolencia mediante frecuencias específicas, bastaría con mirar una pantalla unos minutos para facilitar el descanso. Sería una alternativa no invasiva a los fármacos y sin necesidad de aparatos médicos complejos.
🧘♂️ Reducción de estrés y ansiedad
Del mismo modo en que la música relajante o la meditación guiada pueden calmar a alguien, una pantalla diseñada para emitir pulsos en frecuencia adecuada podría generar un estado de relajación profunda. Esto podría usarse en terapias de ansiedad, estrés laboral o incluso en hospitales para tranquilizar pacientes antes de procedimientos médicos.
💊 Apoyo clínico
Más allá de lo psicológico, el inventor dejó abierta la posibilidad de que estas frecuencias puedan regular procesos neurológicos. En teoría, podrían ayudar a pacientes con temblores, convulsiones o dolores crónicos, al sincronizar la actividad de ciertas redes neuronales.
🎮 Bienestar cotidiano
Imagina aplicaciones comerciales menos invasivas: televisores o monitores con un “modo relax” activado por el usuario, videojuegos terapéuticos que ayuden a relajarse después de un día difícil, o incluso apps diseñadas para acompañar rutinas de meditación.
El potencial positivo está ahí: la misma tecnología que puede manipular también podría sanar. La pregunta es si el interés de quienes controlan la industria tecnológica estaría en usar esto para tu beneficio… o para su conveniencia.
Riesgos y aplicaciones negativas
La patente US 6,506,148 B2 no se limita a sugerir un uso terapéutico. Entre sus líneas, también deja claro que el mismo mecanismo puede aprovecharse de manera encubierta, generando un abanico de riesgos que van desde el consumo impulsivo hasta el control social a gran escala.
🛒 Publicidad subliminal 2.0: del deseo al impulso
En la publicidad tradicional, el consumidor decide a partir de imágenes, slogans o jingles. Con esta tecnología, la dinámica cambia: no se busca convencerte, sino provocar en tu sistema nervioso una predisposición fisiológica. Por ejemplo, insertando pulsos que generen ansiedad o excitación mientras ves un programa, y luego mostrándote un producto que prometa calma o satisfacción.
Resultado: compras sin entender por qué lo hiciste.
No es marketing persuasivo, es condicionamiento neurológico.
📺 Propaganda política y control emocional
Uno de los escenarios más inquietantes es su uso en transmisiones masivas de carácter político o mediático. ¿Qué pasaría si un discurso presidencial, un noticiero o una campaña electoral incluyeran pulsos diseñados para:
inducir docilidad y aceptación acrítica,
despertar miedo o paranoia colectiva,
generar apatía frente a problemas graves?
De este modo, no sería necesario manipular la información: bastaría con manipular cómo la recibe el público.
🎮 Entretenimiento como herramienta de obediencia
Videojuegos, plataformas de streaming, redes sociales: cualquier soporte audiovisual moderno podría integrar estos pulsos en sus contenidos. Un juego podría mantener al usuario “enganchado” más tiempo al inducir excitación; una red social podría provocar un estado de calma o dependencia; un servicio de streaming podría crear fidelidad inconsciente a través de resonancias fisiológicas.
🧠 El factor subliminal: control sin rastro
El aspecto más peligroso que reconoce el propio inventor es el uso subliminal. Los pulsos no tienen que ser intensos para ser efectivos. Incluso si son demasiado débiles para que el ojo humano lo note, el sistema nervioso responde igual. Esto significa que podrías pasar horas frente a una pantalla recibiendo un “baño neurológico” sin tener la menor idea.
⚠️ De terapia a arma invisible
Lo que en papel aparece como una oportunidad para ayudar a pacientes con insomnio o ansiedad, en manos equivocadas se convierte en una herramienta de manipulación invisible. No hace falta un electrodo, una droga ni una cámara de tortura: solo necesitas una pantalla encendida y la frecuencia adecuada.
Y aquí surge la gran pregunta: ¿si en 2003 esta patente ya describía estas posibilidades, cuántos experimentos, programas o incluso aplicaciones comerciales habrán explorado estos métodos en los últimos veinte años?
Entre la ciencia y la conspiración
Llegados a este punto, la pregunta inevitable es: ¿qué tanto de esta patente se convirtió en una aplicación real y qué tanto se quedó en el papel?
Por un lado, la Oficina de Patentes de Estados Unidos aceptó el documento, lo que significa que el invento fue reconocido como viable en términos técnicos. Esto ya es un dato incómodo: no hablamos de rumores, sino de un registro oficial en un sistema legal.
Sin embargo, aceptar una patente no implica que la tecnología haya sido desarrollada, producida o comercializada a gran escala. Muchas patentes duermen en cajones, se usan como protección intelectual o incluso como escudos legales para futuros proyectos.
📡 Contexto histórico
El año 2003 no fue casual. Veníamos de una década marcada por el boom de internet, el salto de la televisión digital y, al mismo tiempo, un resurgimiento de debates sobre control mental. Los archivos desclasificados del MK Ultra habían salido a la luz en los 70, dejando claro que las agencias de inteligencia sí exploraron métodos de manipulación psicológica y neurológica. En ese ambiente, una patente como esta parecía encajar demasiado bien con las sospechas colectivas.
🧪 Ciencia oficial vs. rumores
La ciencia oficial suele ignorar estas patentes, clasificándolas como marginales o de poco valor práctico.
Los investigadores alternativos, en cambio, las ven como la punta del iceberg: pruebas de que ciertas tecnologías existen y podrían aplicarse de forma encubierta, especialmente en el terreno militar o mediático.
❓¿Se usó realmente?
La gran incógnita es si esta tecnología ha sido aplicada en televisores, computadoras, videojuegos o transmisiones masivas. No hay pruebas públicas ni confesiones oficiales. Pero la sola existencia del diseño abre la puerta a la sospecha: ¿cómo asegurarnos de que algo tan invisible no se ha colado ya en nuestra vida diaria?
La patente US 6,506,148 B2 nos recuerda que la frontera entre ciencia, tecnología y control social es cada vez más delgada. Lo que en el papel puede presentarse como una herramienta terapéutica para combatir el insomnio o reducir el estrés, en la práctica también puede convertirse en un mecanismo invisible de manipulación colectiva.
La pregunta no es si la tecnología funciona —la propia patente describe con detalle los efectos fisiológicos medibles—, sino para qué intereses podría usarse. ¿Para mejorar nuestra salud mental o para moldear nuestra conducta de consumo y nuestras emociones políticas?
El hecho de que esta invención esté registrada oficialmente demuestra que la posibilidad existe. Y si algo nos enseña la historia es que, cuando se trata de manipular a las masas, ninguna herramienta queda sin explorar.
Al final, lo más inquietante es que el verdadero campo de batalla ya no es la televisión, la computadora o el teléfono… somos nosotros mismos, nuestro sistema nervioso, nuestra mente.
Si esta información te incomoda, es porque cumple su función. El control más efectivo no es el que se ve, sino el que se esconde detrás de la pantalla que enciendes todos los días.
La patente US 6,506,148 B2 demuestra que el control mental no es un mito: es un registro oficial. Ahora la pregunta es tuya: 👉 ¿Quieres seguir creyendo que solo ves televisión, o aceptar que también te ve a ti… y quizá te programa?
Comparte este artículo, abre la conversación y cuestiona. Porque el primer paso del control es que no lo veas venir.
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