Los ciudadanos de la nación centroamericana de Panamá han involucrado al gobierno en manifestaciones masivas en protesta por la creciente inflación y el deterioro de la economía.

Panamá es solo el último país en reportar protestas masivas debido al rápido colapso de la economía global. Otros países como Perú, Ecuador y Sri Lanka ya han experimentado violencia masiva y levantamientos mientras los gobiernos intentan controlar la marea de disturbios.

Las protestas en Panamá se produjeron en medio de dificultades económicas. La tasa de inflación anual del país para mayo fue del 4.2 por ciento, el precio del combustible aumentó casi un 50 por ciento en comparación con los precios de enero y la tasa de desempleo se disparó al 10 por ciento. El alto índice de desigualdad social en la economía dolarizada del país no ha hecho más que crecer a medida que se profundiza la crisis.

Las manifestaciones han incluido marchas masivas en todo Panamá, huelgas de ciertos grupos, incluido un sindicato de maestros que se ha negado a trabajar, y el bloqueo de carreteras importantes con personas, barricadas quemadas e incluso camiones estacionados masivamente.

Los intentos de negociación fracasan cuando los manifestantes exigen más concesiones del gobierno

En un intento por detener las protestas, el gobierno panameño intentó llegar a un acuerdo con representantes de la Alianza Nacional por los Derechos del Pueblo Organizado (Anadepo), una coalición de sindicatos, grupos indígenas y otras organizaciones que ha liderado y organizado la mayoría de las manifestaciones y huelgas a gran escala.

El acuerdo aún se estaba negociando el domingo 17 de julio, pero el gobierno ya había acordado bajar el precio del galón de combustible a $3.25, una concesión más a los $3.95 por galón que ofreció inicialmente el presidente, que ya era $1.25 menos que el promedio nacional de $5.20 por galón en junio.

Se suponía que continuarían las conversaciones sobre poner límites a los precios de alimentos y medicinas, pero un grupo de sindicatos, incluido el Colegio de Maestros de Panamá, un sindicato muy influyente al frente de la coalición Anadepo, interrumpió las negociaciones, creyendo que el acuerdo era inadecuado y no tuvo en cuenta las preocupaciones de muchos otros grupos.

Según los informes, los líderes sindicales llegaron a esta conclusión luego de consultas con partidarios de base sobre el acuerdo parcial alcanzado durante la negociación. Luis Sánchez, líder de un grupo de organizaciones de Anadepo, dijo que tras estas consultas se decidió que las protestas debían continuar.

“Le habíamos advertido al ejecutivo que todavía tenemos que consultar a la base”, dijo Sánchez en una entrevista con un canal de televisión local. Agregó que el acuerdo inicial “se firmó bajo presión” y las organizaciones miembros de Anadepo han optado por seguir manifestándose hasta que el gobierno les dé mejores concesiones a los grupos de protesta.

Sánchez señaló que los cortes de ruta no se levantarán hasta que el gobierno también se comprometa a bajar el precio de unos 40 productos básicos de alimentación y medicinas.

“Mientras tanto, no hay acuerdo”, dijo Sánchez.

Fernando Abrego, vocero y secretario general del sindicato de maestros, cuestionó por qué Anadepo iniciaría negociaciones sin que todos los grupos de la coalición salieran a la calle con toda su fuerza, tratando de ejercer la mayor presión posible sobre el gobierno.

“Nos quedaremos en la calle”, dijo Juan Morales, un agricultor del pequeño pueblo de Capira, al suroeste de Ciudad de Panamá, que se sumó a las protestas. “No nos debilitaremos. Necesitamos respuestas fuertes y positivas”.

El siguiente clip de una marcha en Panamá contra la incapacidad del gobierno para hacer frente a las múltiples crisis de inflación y costos de alimentos y combustibles.

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Redacción Anwo.life