Durante décadas, el Partido Comunista de Cuba ha culpado a Estados Unidos de la miseria y la pobreza de Cuba, aludiendo al “bloqueo” que Estados Unidos mantiene contra Cuba. Sin embargo, el supuesto bloqueo sobre la isla es en realidad un embargo comercial que sólo imposibilita a personas y a empresas de ciertos sectores dentro de los Estados Unidos a hacer negocios con Cuba, el resto del mundo puede comerciar libremente con la isla.
Incluso Estados Unidos exporta anualmente unos $277 millones de dólares en bienes a Cuba, a pesar del embargo comercial. La mayoría de estas exportaciones son productos alimenticios.
Además, a pesar de la instauración de un régimen dictatorial en Cuba que lleva más de 60 años en el poder sin ningún tipo de alternancia, elecciones o libertades básicas, el mundo entero reconoce a las autoridades comunistas y Cuba está presente en todas las organizaciones internacionales multilaterales, la principal de las cuales es la ONU.
Luego está Taiwán, que tiene características muy similares a las de Cuba, ya que también es una isla cercana a una de las dos potencias mundiales: China. En el caso de las autoridades de Taipei han sido completamente bloqueadas por el gigante asiático, ya que China reclama la soberanía sobre la isla.
Taiwán sólo es reconocido por una docena de naciones de todo el mundo, no tiene representación en las Naciones Unidas y su nombre oficial ni siquiera puede ser pronunciado en ningún evento internacional: ya sean unos Juegos Olímpicos, una Asamblea General de las Naciones Unidas o incluso por las embajadas de la mayoría de los países del mundo, incluyendo a Estados Unidos. Y, sin embargo, a pesar de todas estas dificultades, la economía de Taiwán es hoy una de las más importantes del mundo, con una tasa de pobreza del 0.7%, comparada con Cuba, que tiene una de las economías más deprimidas del planeta y el 90% de su población vive en la pobreza. ¿Cuál es la diferencia entre ambas islas? El modelo económico y político que aplicaron en sus naciones.
Dos islas con historias similares
Cuba y Taiwán, a pesar de estar ubicadas en dos polos diferentes del planeta tierra, tienen características muy similares, la que más las asemeja es el hecho de estar a menos de 200 kilómetros de las dos superpotencias del mundo -Estados Unidos y China respectivamente- y sufrir embargos comerciales o bloqueos políticos por parte de las superpotencias vecinas; por otro lado, Cuba tiene poco más de 11.3 millones de habitantes, un par de millones más han huido del país, mientras que Taiwán tiene 23.5 millones de residentes, a pesar de que Cuba tiene una superficie casi tres veces mayor.
A pesar de las similitudes, ambas naciones están actualmente muy alejadas en términos de desarrollo económico, social, cultural y tecnológico, así como de libertades individuales y democracia. Hoy en día, la economía de Taiwán es cinco veces mayor que la de Cuba, pero hace cincuenta años las cosas no eran tan diferentes. En los años 70, el PIB de ambos países era similar y la mayor industria de ambos era la agricultura.
Taiwán: Capitalismo, libertad y libre mercado
Los dolorosos resultados de la revolución cultural en la China comunista de Mao Zedong, que causó la muerte por hambruna de al menos 30 millones de chinos, iluminaron el camino de los gobiernos de la región, que rápidamente comprendieron que el modelo fracasado de poner al Estado en control de los medios de producción los haría a todos más vulnerables y miserables.
Entonces los vecinos de la República Popular China iniciaron una serie de reformas económicas y políticas que cambiarían drásticamente la calidad de vida de sus habitantes; Singapur, Malasia, Corea del Sur y, por supuesto, Taiwán, comenzarían a abrir sus mercados, a fomentar la empresa privada y a transformar sus regímenes autoritarios en naciones con instituciones democráticas, y poco a poco el sol comenzó a brillar para los llamados tigres asiáticos.
A pesar de las limitaciones territoriales y del bloqueo político de China sobre la isla, las instituciones inclusivas de Taiwán abrieron el camino a la producción de tecnología para abastecer un mercado mundial muy deficitario. Los empresarios taiwaneses empezaron a especializarse en la producción de semiconductores, esos microchips que hoy encontramos en todos los aparatos eléctricos del mundo, desde ordenadores a smartphones e incluso autos y poco a poco la pobre isla del pasado se convirtió en un país rico y desarrollado.
Actualmente, Taiwán tiene la sexta economía más libre según el Índice de Libertad Económica, Singapur es la primera nación en este apartado, mientras que Malasia ocupa el puesto 22 y Corea del Sur el 24.
En un artículo publicado por la embajada de Taiwán en México, las autoridades afirman que: “Taiwán, gracias a las políticas de su gobierno, inició un rápido y arrollador desarrollo comercial, convirtiéndose en una economía industrial estable. Hoy es la 22ª economía del mundo. Esto le permitió establecer relaciones con países que buscaban buenas relaciones comerciales”.
En el mismo escrito explican la transición que se produjo en Taipei:
“A pesar de haber comenzado como una dictadura militar unipartidista, en la década de 1990 inició un proceso de democratización que hoy lo tiene como uno de los países más libres del mundo, con altos índices de libertad de prensa, servicio de salud, educación pública, libertad económica y desarrollo humano. Por ello, la China comunista ve a Taiwán, y su reconocimiento internacional, como una amenaza existencial. El contraste es muy marcado. La democracia no sólo ha demostrado que puede funcionar, sino que ha aportado múltiples beneficios a la población. Los taiwaneses tienen una mejor calidad de vida y oportunidades de desarrollo personal, por encima del promedio de los ciudadanos en China. Y todo ello en un marco de libertades impensable en una China comunista que censura la disidencia y cuyo partido en el poder refuerza cada vez más su control sobre todos los aspectos del país”.
Cuba: Socialismo, miseria e ideología
Al otro lado del planeta, en Cuba, decidieron taparse los ojos con los resultados de la revolución cultural perpetrada en China y con el colapso de la Unión Soviética. Mientras Taiwán despegaba con un modelo capitalista, Cuba seguía anclada en los viejos dogmas revolucionarios de Fidel Castro, que lejos de intentar cambiar, buscaba expandir su régimen de miseria al resto del continente, lográndolo con bastante éxito en países como Venezuela y Nicaragua.
La revolución cubana tomó el poder en la isla en 1959 por la fuerza y ya no lo soltó. Con consignas populares como la redistribución de la riqueza, la supuesta ayuda a los pobres y el socialismo, Fidel Castro comenzó a expropiar tierras y a empresas privadas para que fueran gestionadas por el Estado, y en poco tiempo Cuba, que solía ser uno de los mayores productores y exportadores de azúcar del mundo, se encontró con que ya ni siquiera podía producir azúcar para consumo interno y tenía que importarla.
Durante décadas, la revolución cubana pudo mantenerse en el poder exclusivamente gracias a la financiación ofrecida por la Unión Soviética con el objetivo de aumentar los enemigos ideológicos en el patio trasero de Estados Unidos. Tras la caída de la URSS, en los años 90 Cuba vivió una de las peores décadas de su historia, hasta que la astucia política de Fidel Castro consiguió poner a Hugo Chávez en el poder en Venezuela y desde entonces vivieron del petróleo de ese país, hasta que el mismo modelo socialista fracasado acabó arruinando a la nación con las mayores reservas de petróleo del mundo y Cuba se vio envuelta de nuevo en una tremenda crisis económica, con millones de ciudadanos en la extrema pobreza, lo que provocó recientemente uno de los mayores levantamientos civiles contra las autoridades comunistas.
Cuba y Taiwán comenzaron la década de los 70 con economías similares, pero hoy el PIB de la isla caribeña es cinco veces menor que el de Taiwán y el 90% de su población vive en pobreza, mientras que en la isla asiática sólo el 0.7% de su población es pobre.
Definitivamente, la culpa no es del “bloqueo”, sino del socialismo.
* Emmanuel Rincón – The American
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Y recuerda… “No asumas NADA, cuestiona TODO”.
Redacción Anwo.life