En el Congreso Nacional 20 del Partido Comunista Chino (PCCh), el mandarín Xi cimbró al planeta, donde reportó los grandes logros en la década pasada: haber sacado de la pobreza a 800 millones de chinos – –, haber superado con su estricta tolerancia cero la muy extraña pandemia del COVID, y entrar a la nueva era del socialismo con características chinas.
Sin citar a nadie en específico, pero con prístinas alusiones, Xi planteó que el desarrollo chino debe permanecer en sus propias manos, pese a los enormes obstáculos de la élite anglosajona que busca frenar la marcha ascendente de la azorante tecnología china. Xi apuesta a desarrollar sus propias capacidades en ciencia y tecnología, además de modernizar al Ejército de Liberación Popular, así como adoptar las medidas necesarias para mantener la seguridad con el fin de implementar el rejuvenecimiento del país. Sobre Taiwán no dudó en usar la fuerza para recuperar la soberanía de la isla renegada cuando el mundo está cambiando en forma nunca vista cuando nos encontramos en el cruce de la historia y el resultado será decidido por el mundo entero.
Comentó que se oponía a una nueva guerra fría y que China proseguirá su larga marcha, independientemente de topar con aguas turbulentas y aun tormentas. Subrayó el papel relevante del PCCh en configurar el desarrollo de China como una superpotencia económica mundial y prometió alcanzar el objetivo de constituir una . El congreso 20 formuló la voluntad de asegurar la seguridad alimentaria, fomentar el desarrollo regional – – .
Según SCMP, con sede en Hong Kong, “China jerarquiza su high tech en la cima de todas las políticas económicas conforme al refinamiento de los ”. En otro análisis, SCMP destaca el apoyo de Xi a los sectores domésticos de la inteligencia artificial, tecnología de la información y los nuevos sectores energéticos, además de impulsar las áreas económicas para el desarrollo de la seguridad, y la “”. Los nuevos tipos de industrialización son: manufactura, bienes de alta calidad, exploración en el espacio, transporte, ciberespacio y digitalización frente a las drásticas medidas de Biden para limitar el acceso de China a las tecnologías avanzadas de chips.
Como era de esperarse, los multimedia anglosajones arremetieron contra Xi. El Financial Times, rotativo británico globalista/monárquico/neocolonial, juzga que Xi se dirige a la confrontación con Occidente en su empuje por su gran rejuvenecimiento cuando la “enorme consolidación de su poder incrementar los riesgos conforme escalan las tensiones en Taiwán y la guerra en Ucrania”. Ya en vísperas del congreso 20, la revista globalista The Economist se había adelantado con la obsesión por el control que hace a China más débil, pero más peligrosa mientras “refuerza la empuñadura de un solo hombre”.
Por su parte, WSJ fustiga que la “ambición ideológica de Xi ensombrece los prospectos económicos de China”.
NYT afirma que, en la China de Xi, el negocio de los negocios está controlado por el Estado cuando los “negocios se deben conformar a los objetivos del PCCh”. El connotado geopolítico brasileño Pepe Escobar comenta que “” cuando lo que “empuja a China y a Rusia es que más temprano que tarde estarán gobernando el núcleo continental (heartland), en referencia al axioma de Mackinder del centro euroasiático”.
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Redacción Anwo.life