Como ya lo hemos mencionado en los artículos anteriores, es muy importante reconocer que el Sistema es una maquinaria tremendamente eficiente a la hora de manipularnos y reducirnos a la nada.
Si te perdiste las tres primeras partes de esta interesante serie, te dejamos los enlaces a continuación:
El Lenguaje del Sistema: “Los medios masivos”
El Lenguaje del Sistema: “La Parametrización Social”
El Lenguaje del Sistema: “El Fanatismo por el Sistema”
El Sistema ha conseguido programar nuestra mente, primero para que sacrifiquemos nuestras vidas por conceptos abstractos y vacíos, pero con un reflejo tangible y real, como nuestra patria, la religión que profesamos y las distintas ideologías cuyo único objeto es la división social, o como se le denomina hoy día: “la polarización social”.
Con el paso del tiempo, el Sistema ha dado un paso más y está consiguiendo que sacrifiquemos nuestra propia existencia y nuestra dignidad por simples datos estadísticos, mucho más abstractos y difusos, hasta el punto de que prácticamente existan solo dentro de nuestra mente.
Podemos decir contundentemente que los datos y las macro-cifras estadísticas, son la nueva representación de la divinidad. La imagen icónica del nuevo Dios al que debemos entregar nuestras vidas y las de nuestros hijos si es necesario.
Ahora, la santísima trinidad son la Eficiencia, el Rendimiento y la Sostenibilidad, y a través de ellos se alcanza el paraíso.
Todos hemos aceptado este nuevo modelo de divinidad; todos nos hemos subyugado servilmente a esta entidad abstracta, y con ella, aceptamos la autoridad implacable de sus máximos representantes: los tecnócratas, los flamantes sacerdotes de la nueva religión mundial.
Ellos son los portavoces máximos de los designios de nuestro nuevo Dios, el Sistema, que exige continuos sacrificios de sangre para ser cada vez más eficiente. Los viejos dogmas de fe de la religión han muerto para siempre, ahora, la nueva religión es la ciencia y tiene un lenguaje litúrgico propio.
Las túnicas han caído y las sotanas se apolillan en los armarios por el desuso, pero que nadie crea que los viejos sacerdotes han desaparecido y podemos ser testigos en este mismo momento. Ahora llevan batas blancas cuando pertenecen a la Sagrada Orden de los Científicos, o visten trajes y corbatas cuando forman parte de la Santa Orden de los Economistas; y han cambiado sus cruces y báculos por tubos de ensaye, escáneres cerebrales y completas auditorías de las cuentas.
Sus antiguos sermones se han convertido en profundos estudios científicos igualmente dogmáticos, pues son portadores de una supuesta verdad absoluta indiscutible, respaldada por presuntos datos incontrovertibles.
Ésta es la religión del Nuevo Mundo. Un Nuevo Orden Mundial donde el destino de los individuos seguirá estando escrito de antemano, como en antaño. Pero ahora vendrá determinado por porcentajes y cifras solo escrutables por los magnos sacerdotes; nuestro destino vendrá determinado por nuestra inclinación genética, cuantificable mediante probabilidades y por condicionantes socio-económicas parametrizables mediante análisis estadísticos.
Los nuevos sacerdotes determinarán si en base a estos datos debemos ir en una dirección o en otra; determinarán si seremos más eficientes para el sistema ocupando una u otra posición social; si seremos prescindibles o si debemos ser reciclados; si iremos al cielo de la eficiencia o al infierno de la improductividad.
La nueva doctrina, vomitada por los nuevos sacerdotes nos dice: “No eres nada. Solo eres un paquete de datos clasificables. Estás al servicio del Dios-Sistema. Lo amarás por encima de todas las cosas y le temerás a su ira cuando oses ignorar sus designios”.
Para el Foro Económico Mundial, lo anterior será traducido como: “No tendrás nada, y serás feliz”.
Acaso… ¿no son los mismos conceptos que han encadenado nuestra mente durante milenios, pero mucho más evolucionados y perfeccionados?
Sin duda, es fascinante la capacidad que tiene el Sistema para cambiar de piel y adaptarse a las nuevas circunstancias que su propia evolución va generando.
Está en nosotros convertirnos en una estadística manipulada del sistema, o bien, en seres humanos que pensemos y actuemos por cuenta propia.
¿Tú qué decides?
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Y recuerda… «No asumas NADA, cuestiona TODO».
Redacción Anwo.life