Al día de hoy, queda más que claro que los acontecimientos que han marcado los últimos años, en especial lo sucedido durante el 2021, apuntan a un camino muy definido hacia la muerte del Viejo Orden, el fin de la civilización (tal y como la conocemos) y el nacimiento de lo que muchos han denominado: el “Nuevo Orden Mundial”. Este proceso ha derribado por completo los viejos hitos del sistema para establecer nuevas percepciones a costa de lo que sea, y quien sea, dejando en el camino una sociedad envuelta en miedo, confusión, caos y por supuesto, con una gran cantidad de mártires.
Si el título de este artículo le parece exagerado o piensa que le daremos un sentido religioso al análisis, aclaramos que no es así, simplemente intentaremos desmenuzar cómo la creación de “mártires políticos”, marcarían la pauta para el nacimiento del nuevo sistema.
Comencemos por entender el concepto.
La Real Academia Española (RAE) define al “mártir” como “la persona que muere o sufre grandes padecimientos en defensa de sus creencias o convicciones”.
“Make America Great Again”, además de representar un proyecto que obstaculizaría el establecimiento del Nuevo Orden, fue la creencia y convicción de al menos 75 millones de estadounidenses que sustentaron y aprobaron el proyecto del presidente Donald Trump, otorgándole a éste la responsabilidad de defenderlo hasta sus últimas consecuencias.
Trump lo hizo, y lo hizo bien. A pesar de la percepción personal y de los medios de comunicación sobre la gestión de la mal llamada “pandemia”, el balance de los 4 años de Trump es muy positivo y sobresale de sus colegas anteriores que llevaron a la economía hegemónica estadounidense a pender de un hilo.
La creación de empleos, el no iniciar ningún conflicto bélico internacional, poner bajo presión constante a China, llevar a cabo acciones de política exterior atinadas, defender el derecho a la vida y mantener el estado de derecho en medida de lo posible, son algunas de los balances positivos que deja la administración Trump en un momento muy difícil para el pueblo norteamericano.
Sin embargo, las consecuencias de llevar una política económica y social proteccionista, molesta de sobremanera a las élites globalistas que buscan a toda costa mantener el estatus quo, que, pagando un alto precio, parece que han logrado mantener el control y el camino hacia el nuevo modelo mundial.
Al parecer, el costo que han pagado las élites es la creación de un movimiento global cuya sociedad, a falta de liderazgos reales en cada uno de sus países, han adoptado a Trump como el líder que representa los valores que defienden encarnizadamente el viejo orden y que por sorprendente que parezca, son estas virtudes las que la mayor parte de la población mundial profesa.
Un ejemplo de esto lo vimos el pasado 6 de enero en Japón, donde alrededor de 1,000 personas salieron a las calles de Tokio para manifestar su apoyo al presidente norteamericano.
Los encarnizados ataques a la figura presidencial de Trump por parte de los Demócratas y muchos de sus pares traidores republicanos, así como miembros de su propio gabinete, despejan las dudas a los “trumpistas” y no “trumpistas” de que en la exageración del ataque parece haber “gato encerrado” y que el Estado Profundo pretende establecer sus condiciones subestimando el nacimiento del que posiblemente sea el último de los mártires políticos del Viejo Orden.
Como lo dijimos anteriormente, nos estamos enfrentando al fin de la civilización. Con esto no queremos decir que el mundo dejará de existir, pero éste será muy diferente y comenzará a tener forma a partir del 25 de enero.
Dejen vivo, políticamente hablando, o no a Donald Trump, la semilla de una resistencia hacia el nuevo modelo ha sido sembrada en todo el mundo. Con el avasallador ataque al mandatario norteamericano, la élite ha puesto al descubierto, no sabemos si deliberadamente o por error, su intención de transitar a un sistema totalitario en donde el nuevo paradigma tecnológico será el que se encargue de la vigilancia del ser humano. Sin embargo, esas acciones han puesto en alerta roja a gran parte de la humanidad de donde podrían surgir los nuevos liderazgos y mártires que lucharán contra el Nuevo Orden Mundial.
A todo esto, surge dos preguntas: ¿Acaso Trump es realmente un mártir de donde se desprenderá una especie de resistencia hacia el nuevo modelo? o ¿sólo es la herramienta que la élite fabricó para establecer una especie de disidencia controlada?
Recuerden que históricamente, cualquier régimen necesita de una aparente oposición para poder ser legitimada.
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Redacción ANWO